Historias

Un curso los acercó al mundo de los insectos y hoy venden barras de proteína de grillo

El proyecto viene creciendo y actualmente venden alrededor de 650 barras al mes

Andrés Muñoz es estudiante de contaduría pública de la Universidad de Costa Rica y para ampliar sus conocimientos en otras áreas ─parte de un reportorio que debía cursar─ en el 2017 matriculó el curso fundamentos de biología.

Su profesor los llevó a conocer el Museo de Insectos de la institución y allí les contaron sobre todos los nutrientes que aportaban estos animales al consumirse.

“Cuando oí eso, dije: fijo es mentira, jamás un insecto va a tener tantos nutrientes”, recordó. “El biólogo seguía hablando y yo seguía pensando que sonaba chiva. Aún así, si fuera cierto, ¿quién los iba a consumir? Pensaba que era muy difícil que en Costa Rica las personas comieran insectos”.

En una parte del museo hay una granja de grillos y les pidieron que los tomaran para ir a cocinarlos.

Andrés veía con disgusto cómo sus compañeros comían los grillos. Nunca creyó que él también caería rendido a su sabor.

Se le acercó un amigo y le dijo:

–Andrés, usted tiene que probar esto.

–No– le respondió.

Se lo repitió como cinco veces, hasta que accedió a probarlos.

Le encantaron.

Andrés Muñoz Vega, estudiante de segundo año de Contaduría Pública, y la diseñadora publicitaria Mónica Solano Álvarez encabezan el emprendimiento. (Foto: Gricket House para EF).

El inicio del negocio

Desde ese día, Andrés llegó a su casa muy emocionado y se empezó a interesar en los grillos.

Investigó más y constató que eran una “excelente” fuente de proteína.

Justo en esa época, Andrés se había metido al gimnasio y quería mejorar su alimentación.

Tanto fue su deseo de aprender que visitaba el museo dos veces por semana para incrementar sus conocimientos.

Lo hizo por alrededor de siete meses y así aprendió a cultivar grillos. El biólogo Federico Paniagua fue quien le enseñó.

Creó su propia granja de grillos en su hogar. El plan era vender productos a partir de este animal.

Le contó a su novia, Mónica Solano Álvarez, sobre su nueva aventura con estos animalitos.

Como ella es diseñadora publicitaria le ayudó a diseñar un logo y a crear una página en Facebook e Instagram para informar a las personas sobre el consumo de insectos y que fueran perdiendo el miedo.

Le pusieron a su emprendimiento Gricket House.

Ella en ese entonces estaba terminando su carrera en la Universidad Americana.

Como parte de uno de los cursos tenía que montar una estrategia de publicidad para una pyme y luego mostrar los trabajos en una feria. Dos semanas antes de la actividad, la empresa con la que iba a trabajar “se quitó”.

Entonces, Mónica le planteó a Andrés si podía basar su proyecto en su idea de negocio.

Actualmente se ofrecen cuatro sabores: mantequilla de maní con almendra, chocolate amargo con almendra, chocolate blanco con macadamia y piña colada. Tienen un costo de ¢1.500. (Foto: Gricket House para EF).

Para ese momento aún no tenían ningún producto. Solamente contaban con los grillos.

Fue aquí que se les ocurrió crear “barritas”, pues muchas personas suelen consumirlas dentro de sus meriendas.

Llevaron 40 “cubitos de barritas” de grillo a la feria para que las personas las probaran. En menos de una hora ya no quedaba ni una.

Se dieron cuenta de que vender esta clase de producto tenía potencial y dos semanas después Andrés le llevó el producto a su nutricionista.

A ella le encantaron las barritas y le pidió traer a la siguiente semana para venderlas.

De esta forma, arrancó la venta de este alimento.

En el concurso Seedstars, organizado por Procomer, Gricket House fue el que más votos obtuvo por medio de las redes sociales. (Foto: Gricket House para EF).

Con el apoyo de tecnólogas de alimentos desarrollaron una barra de proteína de mejor calidad e incluyeron la información nutricional.

Del 17 al 31 de enero de este año lograron vender 96 barritas y luego los números fueron creciendo. Actualmente, venden alrededor de 650 barritas al mes.

Ofrecen cuatro sabores: mantequilla de maní con almendra, chocolate amargo con almendra, chocolate blanco con macadamia y piña colada.

Hoy sus productos se venden en sus redes sociales y en cinco puntos de venta: en el gimnasio Real Fitness en Sabanilla, en Crossfit Manía (en Guadalpe y Cartago) en Santa Ana Crossfit y en Joe’s Market (en Escazú, Plaza Paco).

Los jóvenes sueñan con exportar sus productos. (Foto: Gricket House para EF).

Este año, los jóvenes participaron en el concurso Seedstars, de la Promotora del Comercio Exterior, y fueron los más votados por el público en redes sociales.

Además, tomaron parte en la competencia de negocios Yo Emprendedor y ganaron la categoría de proyecto en gestación.

Su meta es ampliar la gama de productos (con el uso de polvo de grillo) y a futuro piensan ofrecer harina de grillo.

Otro de sus proyectos es introducirse a los supermercados del país y en unos años exportar a países como México y Estados Unidos.

A futuro, los emprendedores esperan vender harina de grillo. (Foto: Gricket House para EF).

Joanna Nelson Ulloa

pymes@elfinancierocr.com

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