Desde la creación del Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROP), mediante la Ley de Protección al Trabajador, el crecimiento de los recursos acumulados ha sido vertiginoso. En tan solo 25 años, estos fondos han alcanzado el equivalente al 26% del Producto Interno Bruto (PIB), fortaleciendo el ahorro nacional y permitiendo financiar mayores niveles de inversión, lo que ha incidido positivamente en el crecimiento económico de Costa Rica.
Antes de la promulgación de la Ley, ya existía la posibilidad de ahorrar en fondos de pensiones de manera voluntaria. Sin embargo, fue a partir de dicha ley que estos planes adquirieron mayor relevancia, al establecerse incentivos fiscales que permiten deducir los aportes voluntarios de la base imponible del Impuesto sobre la Renta y de las cargas sociales ante la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), hasta por un monto equivalente al 10% de los ingresos del trabajador.
No obstante, a pesar de estos beneficios, los planes voluntarios de pensiones no han logrado despegar. Datos de la Superintendencia de Pensiones indican que, al cierre de diciembre de 2024, los fondos voluntarios gestionados por todas las Operadoras de Pensiones Complementarias (OPC) del país representaban apenas el 1,3% del PIB. En promedio, solo 8 de cada 100 trabajadores cuentan con un plan voluntario, y menos de la mitad de ellos realiza aportes de forma periódica.
Esta situación no es exclusiva de Costa Rica. En la mayoría de los países, la participación en planes voluntarios de pensiones es limitada. El economista y Premio Nobel Richard Thaler explica este fenómeno a través de la economía del comportamiento: los individuos suelen preferir el consumo inmediato al ahorro para un consumo futuro incierto, postergan decisiones complejas —especialmente las relacionadas con la vejez—, y tienden a subestimar su expectativa de vida. Todo ello actúa en contra del ahorro para la vejez.
Ante este desafío, algunos países han implementado con éxito esquemas de afiliación automática. En el Reino Unido, por ejemplo, esta estrategia ha permitido alcanzar una cobertura cercana al 70% de la población trabajadora. Estos sistemas, conocidos como semi-obligatorios, incorporan automáticamente a los trabajadores cuando se inician en un trabajo y solo permiten su salida durante un tiempo limitado, superando así muchas de las barreras conductuales que dificultan el ahorro previsional.
Otros países han optado por estrategias basadas en el consumo para fomentar el ahorro. En México, Perú y Colombia se han desarrollado iniciativas de microaportes a planes de pensión, a través del redondeo del valor de las compras o la acumulación de puntos en establecimientos como supermercados, gasolineras o farmacias.
Paralelamente, es crucial reforzar la educación financiera desde edades tempranas. En un entorno cada vez más marcado por el consumismo y el fácil acceso al crédito, fomentar el hábito del ahorro desde la infancia es fundamental. Una buena práctica es que los padres abran un plan voluntario de pensiones para sus hijos menores, educándolos sobre la importancia de ahorrar para el retiro desde su primer empleo remunerado.
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Estudios internacionales demuestran que incluso quienes se encuentran desde el tercer decil de la distribución del ingreso tienen la capacidad de ahorrar —aunque sea un pequeño porcentaje— si evitan el sobreendeudamiento. Esto es aún más importante en países con mercados de valores poco desarrollados, donde los instrumentos de inversión disponibles para personas con baja instrucción financiera suelen ser limitados y de baja rentabilidad, como los certificados de depósito a plazo.
Lo que está claro es que la industria debe asumir un rol más proactivo en el rediseño y promoción de los fondos de pensiones voluntarios, para hacerlos más accesibles, comprensibles y atractivos para la población. Este esfuerzo es urgente si consideramos que, debido a los problemas de sostenibilidad del régimen básico de la Caja Costarricense de Seguro Social, una gran parte de la población trabajadora enfrentará pensiones cada vez más insuficientes.
