Carolina Leandro y Alejandro Tenorio son dos costarricenses que no se conocen entre sí pero comparten una misma afición: el buceo.
Leandro se inspiró en su mamá, quien lleva 30 años explorando el mundo acuático, para obtener la certificación de buceo.
“Desde niña acompañé a mi mamá en muchos viajes de buceo en Costa Rica, pero siempre me limité a hacer esnórquel en la superficie. Saqué la licencia para, finalmente, poder hacer inmersiones a más profundidad”, cuenta la joven.
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Ambos son parte de un público costarricense creciente que se interesa en bucear y, específicamente, en certificarse como buceadores a través de la licencia internacional que ofrecen diversas escuelas y academias en el país.
Dos instituciones consultadas por El Financiero confirman esta tendencia. Mayra Gutiérrez, directora de la escuela Mundo Acuático y quien tiene 32 años de ser instructora, aseguró que la cantidad de costarricenses con ganas de bucear está creciendo y es especialmente llamativo el aumento en la proporción de mujeres.
Los adultos jóvenes de la generación millenial parecen ser los más atraídos por el buceo en el país.
“Está creciendo cada año, y no importa de dónde vienen. Tenemos un montón de costarricenses que quieren hacer este curso, pero también muchos extranjeros”, contó también Francisca Bloeneke, de la escuela Deep Blue Diving.

Aunque comparten el gusto por el buceo, una diferencia entre Carolina y Alejandro es el lugar donde realizaron el curso y obtuvieron la certificación.
Alejandro lo hizo en Costa Rica y realmente no pensó en hacerlo en otro lugar. Su decisión se basó en que en el país existen buenos sitios para bucear. No obstante, sabe que en sitios como el sudeste asiáticos bucear es mucho más barato. Un amigo, cuenta, ha tenido esa experiencia en dicha región del mundo por $50.
Carolina tomó un camino diferente. Ella se decantó por realizar el curso en Honduras, específicamente en la isla de Utila, vecina de Roatán. Su motivación fue encontrar aguas tranquilas y un precio más bajo.
“Utila me gustó demasiado porque tiene aguas tranquilas, arrecifes coralinos y mucha vida. Siento que es un lugar súper apto para principiantes, además de barato”, relata.
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Este caso se repite en más de una ocasión. Lugares cercanos a Costa Rica como México, Honduras o Panamá son destinos frecuentes para quienes desean certificarse en buceo, y el precio es el principal factor.
Los precios del buceo
Los casos de estos dos buceadores son ejemplo de las diferencias de precio para aprender a bucear entre Costa Rica y otros países del entorno caribeño.
Alejandro desembolsó en el 2023 $400 por el curso inicial de buceo que culminó con sus inmersiones en Guanacaste. Carolina, por su parte, pagó en el 2024 $298 por el mismo programa en Honduras, precio que le incluía cuatro noches de alojamiento.
Gutiérrez, de Mundo Acuático, reconoció que en países cercanos del Caribe es más barato aprender a bucear y lo achaca a la proximidad y la facilidad de acceso a los sitios de buceo. En Roatán, por ejemplo, se pueden hacer las inmersiones en la propia playa, a solo unos metros de la costa. Lo mismo sucede en San Andrés y otras islas.

En Costa Rica, en cambio, la logística es más compleja e implica transportarse desde la Gran Área Metropolitana (GAM) hasta sitios ideales para principiantes en el buceo, a lo que se le debe agregar el traslado marítimo, pues suele hacerse en lugares más alejados de la costa. Todo esto se suma a que, en general, el país tiene costos ya de por sí superiores en casi todos los ámbitos.
“Los gastos de los barcos aquí son más elevados. Pero, en comparación con Estados Unidos, todavía Costa Rica no es tan caro”, contó Bloeneke.
Este medio recopiló otros casos de más buceadores que realizaron el curso en diferentes países y que, aunque fueron en años distintos, pueden servir de referencia. Agustina Gleizer, por ejemplo, es una argentina que realizó el curso en España en el 2019 y pagó en ese momento 320 euros. Otro caso es el de Eduardo Trujillo, quien lo hizo en Brasil en el 2017 y aseguró haber pagado apenas $80.
Una revisión de varias escuelas de buceo en Costa Rica deja ver que los precios en el país son más elevados y pueden llegar a acercarse a los $1.000.
El monto más bajo encontrado es de la escuela Deep Blue, que ofrece el curso inicial por $491, incluyendo el impuesto al valor agregado. La mayoría de precios rondan entre los $500 y $600 y el más costoso es el de Scuba Dive CR, que llega hasta los $930 en temporada alta.
¿Cuál es el curso?
El curso inicial de buceo se llama aguas abiertas, o open water en inglés. En el mundo existen dos principales asociaciones que certifican el buceo deportivo, de las cuales la más conocida es la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI, según sus siglas en inglés).
Los instructores deben primero certificarse en alguna de estas entidades. La PADI tiene en el país a unos 80 o 90 instructores oficiales, según estimó Gutiérrez.
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Los estándares de este curso inicial son básicamente iguales en cualquier asociación. El programa de aguas abiertas suele constar de tres partes: una primera inducción teórica que puede ser virtual o presencial, una inmersión en piscina y luego cuatro inmersiones en el mar, que suelen dividirse en dos días. Normalmente la gira de buceo sucede los fines de semana cuando se trata de costarricenses.
Tras el cuarto buceo en el mar, el estudiante está listo para ser certificado. Esta licencia es internacional, lo que significa que la persona puede bucear en cualquier parte del mundo hasta una profundidad de 18 metros, siempre y cuando se den condiciones similares al entorno en el que aprendió. Por ejemplo, buceo en hielo o en aguas más turbulentas requiere de otras habilidades.
En Costa Rica, la mayoría de escuelas ofrece el curso en Guanacaste, en lugares como Playas del Coco, Tamarindo o Papagayo. Esto se debe a que esa provincia provee un entorno más óptimo: aguas más tranquilas y limpias y vida submarina.
Luego del curso de aguas abiertas, el buceador tiene la opción de seguir al nivel advanced (avanzado) que permite llegar hasta los 30 metros o puede tomar otros cursos especializados. Entre estos están buceo profundo, flotabilidad, buceo nocturno y rescate submarino.
De esta forma, el buceador aficionado está listo para explorar la biodiversad submarina.