El incremento de la violencia en Costa Rica se perfila como un factor de riesgo significativo que podría frenar el crecimiento económico del país en los próximos meses, según se desprende del más reciente análisis de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El organismo internacional proyecta una desaceleración en el Producto Interno Bruto (PIB) costarricense, estimándolo en un 3,1% tanto para 2025 como para 2026, y señala la violencia como una de las amenazas internas.
En su informe “OECD Economic Outlook, Volume 2025 Issue 1”, presentado este martes 3 de junio, la OCDE identifica explícitamente el “impacto potencial del aumento de la violencia en el turismo y la IED (Inversión Extranjera Directa)” como uno de los factores de riesgo internos para la economía costarricense.
Esta advertencia sugiere que la inseguridad podría disuadir la llegada de visitantes y la inversión de capital extranjero, dos pilares importantes para la economía nacional.
Si bien la proyección de crecimiento del 3,1% para 2025 y 2026 ya contempla una desaceleración, el impacto de la violencia podría agravar este panorama.
Costa Rica ha experimentado un sostenido aumento en el número de homicidios durante los últimos años, rompiendo récords históricos.
El año 2023 se consolidó como el más violento en la historia registrada del país, superando las 900 víctimas y alcanzando una tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes sin precedentes, que se situó en 17.2.
Aunque en 2024 se observó una leve disminución con respecto al pico de 2023, la cifra, cercana a los 880 homicidios, continuó siendo la segunda más alta jamás registrada, manteniendo una tasa elevada de 16,6, lo que evidencia que la crisis de violencia persiste como un desafío mayúsculo para la nación.
Las autoridades y expertos atribuyen este alarmante incremento en los homicidios principalmente a la intensificación de las disputas entre grupos criminales organizados, en su mayoría vinculados al narcotráfico.
El informe de la OCDE subraya que, además de los factores internos como la violencia, las tensiones comerciales globales y un arancel impuesto por Estados Unidos a las importaciones de mercancías costarricenses también jugarán un papel crucial en este escenario. Se espera que el crecimiento de las exportaciones se debilite en 2025 y se mantenga “moderado” en 2026.
Este entorno, sumado a la “mayor incertidumbre en la política económica”, llevaría a que la inversión privada “se suavice” en 2025, afectando negativamente los flujos de inversión extranjera directa. La inversión pública, por su parte, permanecerá contenida debido a la falta de espacio fiscal.
La OCDE también contempla otros elementos que podrían afectar negativamente el desempeño económico, como una “escalada de las tensiones geopolíticas o comerciales” que podría reducir aún más la demanda externa, y la exposición a riesgos cambiarios y de financiamiento externo debido al grado de dolarización de la economía.
En este contexto de múltiples presiones, el consumo privado también se moderaría, ya que una mayor incertidumbre, potencialmente exacerbada por la situación de violencia, impacta negativamente las decisiones de gasto y suaviza el crecimiento del empleo.
No obstante, el organismo vislumbra una posible vía de mejora si se realizan “esfuerzos renovados para profundizar la integración comercial”, lo que podría fortalecer las exportaciones netas y ofrecer un contrapeso a las presiones negativas identificadas.
La mención específica de la OCDE sobre el impacto de la violencia en el turismo y la IED resalta la urgencia de abordar la situación de seguridad como un elemento clave no solo para el bienestar social, sino también para la estabilidad y el futuro crecimiento económico de Costa Rica.
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Este artículo fue publicado por un editor de El Financiero asistido por un sistema de inteligencia artificial.