Una baja en el precio internacional del crudo puede parecer una buena noticia. Pero en Costa Rica, ese efecto no siempre llega directo al bolsillo del consumidor. El sistema de fijación de tarifas, el tipo de cambio y los tiempos de ajuste regulatorio moderan cualquier impacto inmediato en el precio de los combustibles.
Los precios del petróleo cayeron la semana pasada, afectados por los nuevos anuncios arancelarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que hacen temer una disminución de la demanda en un mercado que se prepara para una eventual sobreoferta.
El mandatario republicano envió cartas a una veintena de países anunciándoles los aranceles adicionales que deberían aplicarse a sus productos que ingresen a Estados Unidos a partir de principios de agosto.
A Brasil le impuso un gravamen de 50%.
“Lo que pesa en este mercado es la renovación de los aranceles aduaneros de Donald Trump”, comentó a la AFP John Kilduff, de Again Capital.
También dispuso aranceles al cobre con el fin de proteger la “seguridad nacional”, según dijo. Con ello, “apunta directamente al corazón de la demanda industrial”, estimó Kilduff, lo que preocupa al mercado petrolero.
La Refinería Costarricense de Petróleo (Recope) y la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) utilizan como referencia el precio internacional del crudo, junto con el tipo de cambio del dólar y los costos de flete, para calcular el valor local de la gasolina y el diésel. Aunque una baja en el mercado internacional puede generar reducciones, estas suelen reflejarse con cierto rezago.
Una caída sostenida en el crudo también puede beneficiar a la economía costarricense en general. Al disminuir los costos de transporte y producción, se reduce la presión inflacionaria. Esto permite una leve mejora en el poder adquisitivo de los hogares y baja el costo de operar para muchas empresas.
Pero el impacto local no es inmediato ni automático. En julio, por ejemplo, ARESEP aprobó una reducción de ₡3 por litro en el diésel, una baja que refleja parcialmente las condiciones internacionales. Sin embargo, los ajustes se autorizan solo si la variación de precios supera un umbral técnico, lo cual puede hacer que los consumidores tarden en sentir el alivio.
El precio del barril de Brent del Mar del Norte para entrega en setiembre cayó un 2,51% a $68,64. Su equivalente estadounidense, el barril de West Texas Intermediate, para entrega en agosto, perdió 2,65%, a $66,57.
Los operadores ya estaban preocupados por el estado de la demanda tras el inesperado aumento de las reservas comerciales de crudo en Estados Unidos.
En la semana que terminó el 4 de julio, estas reservas aumentaron en 7,1 millones de barriles. Los analistas preveían, por el contrario, una disminución de alrededor de 1,6 millones de barriles, según la mediana de un consenso establecido por la agencia Bloomberg.
Costa Rica importa, refinado, todo el petróleo que consume. Por eso, cuando el precio internacional cae, se reducen los costos de importación. Esto mejora la balanza comercial y puede fortalecer la posición cambiaria del país, aunque el efecto depende también del comportamiento de otras variables, como el precio del dólar.