Los lácteos representan históricamente un sector comercial sensible en Costa Rica. Por ello, se convierte en un punto caliente cuando nuestro país entra en negociaciones comerciales con otros.
El papel estratégico que cumplen en la seguridad alimentaria los hace protagonistas de disputas comerciales y políticas.
La relevancia que tiene la industria láctea en este tipo de negociaciones quedó expuesta en la disputa de mercado con Panamá y en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-Cafta).
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Recientemente, el sector lechero volvió a ser tema de interés con Estados Unidos: Costa Rica simplificó el ingreso de productos lácteos de EE. UU. al país. La industria nacional se enteró por medio de la prensa, a pesar de que el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA, por sus siglas en inglés) informó que la negociación inició en 2023. De momento, el sector lechero afirma carecer de las respuestas que buscan por parte de las autoridades costarricenses.
EF conversó con Ivannia Quesada y Erick Montero, presidenta y director ejecutivo, respectivamente, de la Cámara Nacional de Productores de Leche (Proleche), sobre la asimetría entre los mercados y las razones que los hizo señalar que la simplificación de condiciones es una “moneda de cambio” ante las políticas arancelarias de Donald Trump.

¿La Cámara fue consultada por el Gobierno antes de firmar el acuerdo de flexibilización para la entrada de productos lácteos en Costa Rica?
Ivannia Quesada (IQ): Nos enteramos por la prensa. Por supuesto que no nos tienen que pedir permiso, eso lo entendemos, pero sí era necesario que anunciaran que estaban en el proceso.
Debería ser un proceso totalmente transparente porque son requisitos que de alguna manera la industria láctea costarricense también tiene que cumplir. Y esta noticia coincide con la visita de las autoridades (ticas) a EE. UU. para ponerse de acuerdo con este arancel unilateral que realizó Estados Unidos del 10%.
¿Todavía no conocen los lineamientos que deberán seguir los productores costarricenses para ingresar a EE. UU.?
Erick Montero (EM): No tenemos información. Esperamos que sea un espejo: que lo mismo que nos están solicitando ellos en trámites, sea lo mismo para nosotros.
Una vez que esta noticia es difundida en EE. UU., nosotros hacemos la consulta al Ministerio de Agricultura y al Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa). No recibimos respuesta. Es paradójico que cuando nosotros lanzamos este comunicado, nuestra contraparte en EE. UU. nos busque y nos diga “si quieres te explico el acuerdo”. Es decir, ellos sí estaban plenamente enterados de esta situación.
Existe una asimetría entre el trato nacional y el trato de las importaciones. Aquí cualquier industria formal es permanentemente inspeccionada por funcionarios de Senasa, versus una situación en EE. UU., donde van una vez a la planta, la inspeccionan y se regresan.
¿Por qué se da esa asimetría en los controles de productos?
EM: Los controles están hechos para el mercado interno y no para el mercado externo. El Ministerio de Comercio Exterior (Comex) es muy profesional para negociar tratados, no lo es así para la administración de los mismos. Comex es bueno para negociar, malo para administrar.
Esto del Comex lo decimos porque dejaron fuera de su competencia áreas que son estratégicas. Las normas de origen no le corresponden al Comex, le corresponde al Ministerio de Hacienda, a una gente que no tiene la más remota idea de qué es eso.
La Cámara describió en un comunicado de prensa que esta nueva flexibilización era una “moneda de cambio” en medio de las políticas arancelarias, ¿por qué lo consideran así?
IQ: Esta aprobación coincide específicamente con las posibles soluciones que están buscando las autoridades costarricenses para ver cómo logramos volver al Cafta, es decir, eliminar ese 10%.
Además, las autoridades de EE. UU. lo anuncian como un gran logro y como facilitación del comercio. Entonces es muy difícil no hacer esa interpretación (moneda de cambio).
Hablan de desventajas que experimentan desde años atrás frente a la competencia que hace EE. UU., pero el Cafta ofrece las mismas condiciones de 0% arancel a ambos países
IQ: Cuando vemos en general el Cafta como país, por supuesto que ha tenido sus grandes ventajas. Pero lo que ha sucedido es que cada año tenemos una mayor importación, sobre todo de queso mozzarella, al país.
El año anterior se importó el equivalente a 653.000 kg diarios de leche, de los cuales un tercio correspondió a quesos y específicamente un 18% correspondió a mozzarella, con 115.000 kg. Este año posiblemente vamos a llegar a los 700.000 kg diarios equivalentes de productos lácteos.
Esas importaciones de queso mozzarella golpean a la micro, pequeña y mediana industria quesera nacional. Toda esta industria, que producía mucho queso mozzarella, ha tenido que reconvertirse
Los grandes productores sí sacaron provecho importando producto y vendiéndolo en territorio nacional. La desigualdad también es interna en el mercado nacional.
IQ: No es malo que cada uno aproveche los mecanismos que tiene, lo que sí creo es que la institucionalidad tiene que estar para respaldar a los más pequeños.
La industria grande siempre tiene mecanismos para poder enfrentar estas aperturas.
¿Qué medida tomará la industria para sobreponerse a la competencia de la importación?
IQ: Lo que estamos viendo es un sector y productos lácteos con sellos diferenciadores, porque Costa Rica produce de manera diferente. El 60% de nuestro territorio nacional es cobertura boscosa y el 20% de esos bosques están en nuestras fincas.
Vamos a tecnificar las fincas, tenemos que adoptar la inteligencia artificial en nuestras unidades productivas.