El sector automotriz europeo enfrenta ajustes y adaptaciones. Los fabricantes de lujo están ante presiones que van más allá de la competencia tradicional.
Las tensiones comerciales, especialmente con Estados Unidos, están cambiando las reglas del juego para las marcas premium.
En ese contexto, Porsche empieza a mover sus fichas con una mirada puesta en la sostenibilidad operativa a largo plazo.
El fabricante de coches de lujo alemán anunció este viernes que prepara un nuevo plan de reducción de costos ante las dificultades en el sector del automóvil, agravadas por la ofensiva comercial estadounidense.
“La situación sigue siendo grave y el sector evoluciona de forma muy volátil”, escribió el viernes la dirección de Porsche en una carta a sus empleados, de la que se enviaron extractos a AFP.
Los representantes sindicales y de la patronal negociarán por tanto “un segundo paquete de medidas estructurales”, precisó la misiva, sin dar detalles de las medidas previstas.
El objetivo es garantizar “los resultados de la empresa a largo plazo”, agregó la dirección, que justificó los recortes por los “retos considerables” que enfrenta la compañía a nivel mundial.
Porsche ya había revisado a la baja sus previsiones para este año en abril debido a la política aduanera estadounidense, la disminución de la actividad en China y la demanda moderada de autos eléctricos.
En febrero, el grupo anunció la supresión de 1.900 puestos de trabajo en Alemania, de un total de 42.000 empleados en todo el mundo.
En total, el fabricante prevé reducir su plantilla un 15% antes de 2029, evitando despidos forzosos.
Volkswagen, la empresa matriz sumida en una crisis de competitividad, informó este invierno que quería recortar 35.000 empleos en Alemania y detener la producción en dos de sus plantas.